20 de diciembre de 2013

Ole Bratt Birkeland y su Utopía

A estas alturas se han filmado todo tipo de series: buenas, malas, de culto, con grandes actores, con malos actores, con grandes efectos especiales y de bajo presupuesto. Sin embargo si hoy acerco Utopía a este blog, es por su fotografía.

Utopía es una seria británica, rodada durante el 2012, la cual consta de 6 capítulos. A pesar de su corta duración, esta creación es capaz de atraparnos hasta el punto de necesitar conocer su desenlace desesperadamente.


Más allá de su trama, más que destacable y motivo por el cual sería suficiente recomendar el visionado de la serie, nos encontramos con su espectacular fotografía. Como si de una composición pop se tratara, Utopía cuenta con infinidad de escenas en que los colores tienen un peso fuera de lo común. Amarillos, verdes y violetas captan la atención del espectador, que sin comerlo ni beberlo ve como acaba siendo  parte fundamental de la serie, como también la banda sonora.


El responsable de esta maravilla visual es Ole Bratt Birkeland, quien ha dejado su sello personal en coloridas tomas y magníficos encuadres. De hecho, esta serie llegó a mí gracias al cartel promocional, que me llamó tremendamente la atención debido su intenso color amarillo. Me entró la necesidad de saber de qué iba la cosa y acabé viendo la serie entera.


Sin más os dejo este pequeño vídeo que he elaborado a partir de las escenas que más me gustaron de los primeros capítulos a nivel visual. Importante activar las anotaciones de YouTube para ver los comentarios que he ido haciendo.



P.D. Para que veáis que no voy de farol con esta serie, os contaré que se la recomendé a mi compañero Iván, quien de la misma manera que yo quedó atrapado con Utopía. Si queréis leer su reseña, haced click aquí.

Logorama, un corto de animación

Logorama es un corto de animación francés creado el año 2009 por François Alaux, Hervé de Crecy y Ludovic Houplain. En poco tiempo se ha convertido en un referente ganando varios premios entre los que destacan el Premio Kodak en el Festival de Cine de Cannes del 2009, y el Óscar al mejor cortometraje animado en los Premios Óscar de 2009.


Todos los personajes de este corto, así como sus paisajes y edificios son representados por logos, de ahí el nombre de logorama, y narran una trama totalmente seguible aunque no haya ningún elemento “real” en toda la animación. Lo que más sorprende una vez metido en el visionado, es la capacidad que uno tiene para reconocer todos o casi todos los logos que van apareciendo. Se debe tener en cuenta que la producción narra unos hechos que ocurren en la ciudad de Los Ángeles, y como tal hace alusión a los logos de Estados Unidos, resultando traumático que sean los mismos que aquí. Es una clara demostración de la globalización que ha adquirido el planeta durante estas dos últimas décadas, aunque no voy a entrar al trapo porque este tema da para un debate mucho más amplio.


¿Entonces deberíamos felicitar a aquellos diseñadores gráficos a quienes encargaron el desarrollo de las imágenes corporativas que aparecen en el film? Ciertamente sí, pues somos capaces de reconocer sus logos, aunque sean de marcas que jamás hayamos comprado o que jamás vayamos  a comprar. Quien a estas no esté de acuerdo con esta afirmación, al vídeo le remito. Por lo tanto debemos aplaudir su trabajo, ya que han cumplido el cometido de crear una grafía que se asocie a la marca.


Si estiramos un poco el chicle, podríamos llegar a decir que el objetivo de un buen creador de logos es que su obra acabe en Logorama, ya que querría decir que ha triunfado y que la gente lo reconoce. También me gustaría decir, que no sé hasta qué punto los logos actuales “nos gustan” por cómo son o a base de repetición. He estado observando (y no hace falta ser muy avezado para llegar a conclusiones) que cada vez los logos están presentes en nuestra sociedad. Casualidad será que McDonald’s, Starbucks o Apple tengan sucursales en cada esquina de la ciudad. Además hacen todo lo posible para que su logo tenga la máxima presencia. Por ejemplo siguiendo con el ejemplo anterior, Starbucks vende sus café para llevar con el logo estampado en los vasos, lo que hace que su consumidor sea un “hombre anuncio” allá donde vaya. Lo mismo pasa con los usuarios de IPhone, que tienen detrás de su dispositivo la famosa manzanita. No obstante, este hombre anuncio no se siente ofendido, más bien al contrario, se siente orgulloso de anunciar que utiliza IPhone o que es un habitual de Starbucks.


Lo que quiero decir con este artículo es que sufrimos un bombardeo de logos, que arrecia día a día y que hace que los vayamos asimilando más y mejor, lo que nos lleva a un mayor reconocimiento de las marcas y nos demuestra la importancia que tiene el branding de las principales empresas en nuestros días.


17 de diciembre de 2013

Coca-Cola y la campaña de los nombres

Hola de nuevo a todos. Hoy me gustaría hablar un poco de Coca-Cola. Hay muchas cosas interesantes que se pueden comentar sobre la marca comercial más popular del planeta: su logo, las campañas publicitarias que consiguieron convertir a Papa Noel en un abuelete vestido de rojo, su cada vez más cercana al monopolio cuota de mercado (Coca-Cola, Fanta, Nestea, Aquarius, Sprite, Powerade, Burn, Nordic Mist, Limón&Nada, Minute Maid, Aquabona…), etc. No obstante, considero que estos temas ya están muy tratados y será muy difícil que aporte algo nuevo al debate.

Lo que sí que me gustaría hacer es profundizar un poco sobre algo más actual y que da lugar a la reflexión: la última campaña de la empresa. Si eres mínimamente observador, te habrás dado cuenta de que últimamente las latas de Coca-Cola llevan nombres estampados en su superficie, casos de ello podrían ser: “comparte una Coca-Cola con Cristina”, “comparte una Coca-Cola con Pedro”, “comparte una Coca-Cola con Papa” y así hasta un total de 122 nombres que puedes consultar aquí.


¿Ha sido esta campaña un éxito? A nivel de popularidad, sin duda. Creo que no soy el único a quien se le ha llenado el Facebook de fotos de colegas con las latas que llevan sus nombres. Pero, ¿por qué tanto ruido por una lata con tu nombre? ¿Si Schweppes (por decir alguna) hubieses realizado esta misma campaña, los resultados hubiesen sido los mismos? No lo creo, y es que el poder de Coca-Cola es difícil de batir. Su inmensa popularidad hace que cualquier acción que realicen goce de una repercusión bárbara. Pienso que existe una cierta predisposición a asimilar lo que Coca-Cola nos quiera contar, que hace que de entrada sus campañas se vean con buenos ojos por parte de los consumidores. ¿Si no, por qué tanto alboroto por un nombre escrito en la lata?, lo pongo con rotulador permanente y ya está. Pero no, no parece ser lo mismo. Supongo que el hecho que aparezca tu nombre pintado ahí desde que la lata sale de la fábrica, hace pensar que han pensado en ti, que te dan un trato mucho más personal, ¡pero es que estamos hablando de Coca-Cola, el gigante internacional!

Sea como sea, ya han conseguido que miles de personas compartan su foto con la lata en las redes sociales, dando una presencia en estos medios (que son los que a día de hoy mueven el mundo, no nos engañemos), que no tiene ningún otro productor de refrescos, potenciando su imagen de marca. La gente lo comparte porque le hace ilusión, le hace gracia y le gusta sentir que tiene su momento de gloria. No lo hacen para darle publicidad a Coca-Cola, aunque a la postre es como si lo fuera para ella.

También han conseguido decorar la habitación de muchos niños, que han colocado la lata con su nombre en la estantería. Con esta práctica, Coca-Cola se asegura la fidelización de sus clientes de por vida, y… ¿cuánto les ha costado? nada. Indudablemente, la campaña cumple su propósito.


Mi compañero Joan compartiendo su lata en Facebook

Pero no es oro todo lo que reluce. Investigando un poco el tema, me topé con este artículo, el cual trata de ver los puntos oscuros de la campaña de la que estamos hablando. Como siempre, ¿quién mejor que alguien que trabaja día a día con el producto para opinar sobre él? En este caso, se trata del reponedor, que algo del tema sabrá, ya que es él quien se encarga de las latas en el súper.

Cuenta que la promoción lejos de aumentar las ventas, las disminuye. ¿Cómo puede ser esto posible? Pues bien, desde que comenzó esta historia ha notado como tiene que reponer menos palés de Coca-Cola y según nos cuenta se debe a la actitud de los consumidores hacia la promoción. Desguazan los packs grandes de supermercados buscando una lata con su nombre, dejando el conjunto inservible. De manera que los habituales compradores de estos packs, optaran por llevarse una cuantas latas en vez del pack completo, ya que su manejo es más sencillo y  por tanto las ventas se ven resentidas. Así pues, el hecho de que se queden las latas desperdigadas por los estantes repercute en percepción que tienen los compradores respecto a  la marca, que acaba dando una mala imagen.


Llegados a este punto me gustaría ir echando el cierre al artículo y sacar algunas conclusiones. Me pregunto si la campaña se puede considerar un éxito. Si lo comentas con la gente, lo normal es que te digan que sí, que Coca-Cola ha triunfado “compartiendo” latas. Sin duda ha tenido una repercusión brutal que ha relanzado la imagen de la corporación (si es que hacía alguna falta). No obstante mi duda es si realmente la campaña era buena o la hemos hecho buena los consumidores. Poner nombres en las latas no parece la idea más rebuscada del mundo, seguro que a alguien se le había ocurrido antes, pero por algún motivo u otro no lo había llevado a cabo. De alguna manera, y por resumirlo todo muy rápido, diría que es una campaña normalita, pero que se ha magnificado de una forma que no sé, si ni los de la misma Coca-Cola esperaban, gracias al efecto suscitado en los compradores.

Siendo Coca-Cola una empresa colosal con unos beneficios astronómicos, ¿no podríamos exigirle algo más? Pienso que siendo tan potente, la compañía se podría permitir contratar los mejores publicistas y expertos en márketing y no dudo que lo haga, pero como cliente creo que nos merecemos algo más, pienso que podrían sorprendernos con cosas mucho más arriesgadas u originales.

22 de octubre de 2013

Helvética, tipo de tipos

Cartel del documental


Hoy abro esta entrada hablando de un documental. Se trata de Helvética, dirigido por Gary Hustwit y estrenado el 2007 coincidiendo con el 50º aniversario de la creación de la tipografía que le da nombre, la Helvética. Totalmente recomendable para amantes del diseño gráfico y la cultura visual en general.




Para quien no lo sepa, Helvética es uno de los tipos más utilizados de la historia del diseño gráfico desde su introducción en 1957. No entraré a comentar su leyenda y trayectoria, ya que para eso ya está este magnífico documental, que seguro lo hará mejor que yo. En cambio veo interesante hablar de las reacciones que desata el uso de esta fuente, resulta asombroso el intenso e insólito debate que genera esta situación ¿O es que es habitual rodar documentales enteros para tratar estos temas? Pocas veces una tipografía logra generar admiradores incondicionales y detractores acérrimos, pero este es uno de esos casos.

Helvética se creó persiguiendo el objetivo de la legibilidad y buscando cierta “internacionalidad”, ya que pretendía ser vendida en gran cantidad de países. Se puede decir que nació en el momento oportuno. Entre 1960 y 1970 muchas empresas buscaban un cambio en su imagen corporativa, excesivamente recargada y barroca para la época. Así pues la "entrada en el mercado" de esta tipografía les venía como anillo al dedo. Pulcra, sencilla, elegante, legible y a la vez contundente, así quedó la imagen de muchas compañías una vez hicieron el cambio a Helvética.

Imágenes corporativas creadas con Helvética

Por todos y para todo se hizo servir esta tipografía, que ha acabado convirtiéndose en un standard. Este punto es el que probablemente más se le critica a la Helvética, ya que si bien nadie duda de sus cualidades, algunos recelan de su uso excesivo, haciéndose servir para cosas tan distintas, que es difícil que transmita algo. De esta manera, la saturación de Helvética ha hecho que se pierda todo mensaje que se proponga trasladar. Dicho de otra manera, las marcas que en los 60’ y 70’ apostaron por esta tipografía por su modernidad, se encuentran en un punto en que ese argumento ya no es válido. Helvética ya no comunica, se ha convertido en una fuente impersonal que no dice nada sobre la marca que la hace servir.

¿Qué pasará ahora? ¿Cómo actuaran esta vez? Es cuestión de estar atentos a los movimientos de la industria del diseño gráfico y cuáles son los cambios que seguro depararán los próximos años respecto a este tema.

Para mí, la Helvética es una tipografía agradable, me da cierta sensación de seguridad al leerla y creo que tiene un tono neutro que la hace adecuada en muchas ocasiones. Algo bueno tendrá si se ha hecho famosa mundialmente y le han dedicado una película entera. No obstante, si formase parte de una compañía, no elegiría esta fuente, pues vería con mejores ojos buscar algo diferente, que definiese la empresa.

Pero como no todo es blanco o negro en esta vida, si que elegiría la Helvética en ciertas ocasiones. La utilizaría para el grafismo de instituciones públicas, ya que necesita un tono neutro y relajado, propiedades indudables de la Helvética. Quizás no tanto aquí, pero cuando sales al extranjero te das cuenta que países como Holanda tienen este aspecto mucho más asimilado y utilizan la Helvética en todos los carteles, mapas, indicadores, etc., de sus ciudades. En cierta manera es como si le diesen a la tipografía más importancia que aquí, y al final lo que consiguen es un conjunto mucho más coherente, que da imagen de unidad.

En definitiva, Helvética, una tipografía que ha sentado las bases de un debate que parece que no será fácil de cerrar, dónde cada uno tiene su opinión formada y será difícil que cambie de parecer.

13 de octubre de 2013

El palo de Limon&Nada

Puede que hayas estado viviendo los últimos meses en la Estación Espacial Internacional, o que te refugies en un búnker antinuclear, pero de no ser así seguro que habrás oído hablar del anuncio de Limon&Nada y el palo. Sin duda éste ha sido el anuncio del verano, Coca-Cola (recordemos que Limon&Nada pertenece a Coca-Cola) lo ha vuelto a conseguir.

A pesar de que la campaña publicitaria consta de varios spots, lo cierto es que el que ha atrapado más a la gente ha sido el del niño gritando de emoción al quitar el envoltorio a su nuevo palo. A continuación pongo los enlaces de los anuncios para saber de qué estamos hablando:
Como vemos, los cuatro anuncios van en la misma dirección, la de demostrar que los niños se pueden divertir con cualquier cosa si hacen servir su imaginación y son creativos. ¿Pero por qué Limon&Nada ha elegido esta campaña para anunciar su producto? Parece evidente que un niño gritando con un palo en la mano, o dos personas metidas en una caja poco tienen que ver con una bebida de limón, que es lo que comercializan. Entonces, ¿por qué? ¿Hemos llegado a un punto en qué es más importante captar la atención del espectador que mostrar el producto y sus cualidades? Parece que en el caso de Limon&Nada sí.

Si analizamos la manera de publicitar y distribuir zumo de las principales marcas veremos que intentan vender un gran sabor, mostrando buena variedad de frutas en los anuncios de televisión así como en las etiquetas de sus productos, que suelen gozar de importante colorido:

(click para ampliar)

Las botellas de las tres primeras marcas priorizan que se vea el zumo, con etiquetas pequeñas para mostrar el colorido líquido que contienen. Las etiquetas de estas son estrechas, y solo sirven para enfatizar el mensaje, añadiendo una imagen de la fruta que da sabor al zumo y el logo de la empresa.

En cambio, en las dos últimas, la presentación es completamente diferente: se cubre la totalidad de la botella con un etiquetado que va de arriba abajo. Muestran mediante imágenes de gran tamaño las frutas que contiene la botella. Viendo el maracuyá de la botella de Don Simón, es imposible no enterarse de que ese zumo sabe a maracuyá, y lo mismo pasa con la naranja en el caso de Pascual. Además el color de fondo de estas dos etiquetas refleja el del zumo que contiene (en ambos casos color naranja) y sirve para reforzar el mensaje.

¿Pero qué pasa con Limón&Nada? Su envase no tiene nada que ver con todos los anteriores, de hecho, parece que se hayan propuesto hacerlo todo al revés. No muestran el contenido y su etiqueta de fondo blanco poco puede transmitir que contiene una bebida de limón.

Apenas medio limón cortado hace pensar que algo tendrá que ver el cítrico. Es un estilo desenfadado, con un sencillo garabato de un chico tomando una ducha de limón. Ese es el mensaje que Limon&Nada ha querido transmitir siempre, sencillez. “No se puede ser más básico" parece ser su lema:


Entonces, podemos contestar que sí, Limón&Nada prioriza captar la atención del espectador en lugar de mostrarle el producto y sus cualidades. Nadie, sin haber visto la publicidad de esta marca, comprará su producto, ya que el núcleo del mensaje lo transmiten vía spot, y con ese mensaje aprendido el consumidor va al supermercado, donde la botella con la etiqueta más básica será la de Limón&Nada.

Pero si hablamos de que esta campaña son un conjunto de spots ¿por qué el que ha triunfado ha sido el del palo? Bien, puede que para comprenderlo tengamos que ver este vídeo, al cual el de Limón&Nada se parece irremediablemente. Al ver el anuncio de Limon&Nada, todos recordamos la alegría inmensa que tuvimos al abrir algún regalo de navidad (en el vídeo una Nintendo64). En cierto modo, es como si todos tuviésemos un poco del "niño del palo" dentro y claro, nos sentimos identificados con esa energía irrefrenable del chaval.

Es un spot que empatiza con el espectador, que lo despierta de su letargo durante la pausa publicitaria, le saca una sonrisa y hace aumentar su interés por la marca. Todo ello crea una sensación de "marca simpática", similar a lo que también intenta Mixta en sus anuncios (digno de otro análisis), que pretende romper con la imagen de los productos de la competencia en el sector, más "tradicionales", creando un valor de diferenciación.


Por otro lado, resulta interesante ver como el packaging de estos "juguetes sencillos" convierte objetos sin ningún valor en productos apetecibles para el público general y el que dude de la efectividad de esta campaña es porque no conoce el número de participantes en el sorteo de juguetes que hizo Limon&Nada: medio millón.

Por último decir que a veces no es oro todo lo que reluce y ya se ha levantado una importante polémica alrededor de la campaña. Los creadores están acusados de plagio ya que en Brasil una fundación utilizó antes la idea y vendió juguetes sencillos para poder financiar juguetes de verdad a los niños más desfavorecidos, siendo también en este caso un éxito rotundo (ver vídeo).

Ahora que cada cual opine como prefiera, de lo que no cabe duda es que esta ha sido una de las campañas publicitarias más innovadoras, originales y creativas de los últimos años, que seguro hará que más de uno esboce una sonrisa cuando vea un palo.


19 de septiembre de 2013

Harry Beck y el metro de Londres



Si alguna vez has viajado a Londres, seguro que habrás montado en su metro. Quizás hayas estado en muchas ciudades con ese servicio, pero es innegable que el de la capital inglesa es especial. Su sorprendente forma de tubo habrá causado más de un ataque de claustrofobia entre sus pasajeros, pero, ¿por qué tiene esa forma?

Para entender lo angosto de su trazado, tenemos que remitirnos a sus orígenes, más de 150 años atrás, cuando perforar el subsuelo de las grandes urbes era una ardua tarea y los túneles trazados eran muy precarios. En la superficie, 50.000 carruajes de caballos se desplazaban cada día en la ciudad más poblada del continente, donde sus habitantes sufrían condiciones de hacinamiento. Así pues, fuertes brotes de cólera causaron la muerte de miles de londinenses a mediados del siglo XIX.

Para aliviar la congestión, un grupo de intrépidos ingenieros emprendieron un gran proyecto: la creación del metro de Londres, el más antiguo del planeta. La iniciativa fue duramente criticada nada más plantearse, allá por 1.860. En palabras del reverendo protestante John Cumming: "El fin del mundo se acelerará con la construcción  de estos ferrocarriles que descienden a regiones infernales y por tanto molestan al Diablo"

No obstante, su eficacia, rapidez y relativa comodidad popularizaron inmediatamente el metro londinense, que en poco tiempo multiplicó su número de líneas y amplió su red de transporte por toda la ciudad. Esto llevó a una difícil situación, ya que a principios del siglo XX había 6 compañías que explotaban las diferentes líneas de metro, causando innumerables dolores de cabeza a sus usuarios, que tenían que salir a la superficie y caminar cierta distancia para realizar un trasbordo o coleccionar mapas de las distintas operadoras, ya que cada una ofrecía uno distinto con los tramos que cubría.

No fue hasta 1.908 que Underground Electric Railways Company of London Limited (UERL) publicó el primer mapa combinado, junto 4 compañías más. Adoptaron el nombre de "Underground" y era un compendio de 8 líneas: 4 operadas por UERL y las otras cuatro operadas cada una por una compañía distinta.

Así se mostraba el mapa del metro de Londres en 1.908:

(click para ampliar)

En este primer mapa se puede observar cómo las diferentes líneas de metro se superponen a un mapa de la ciudad, donde figuran los nombres de las calles de Londres. Los itinerarios de cada linea siguen fielmente los recorridos que éstas hacen, dotando al mapa del metro de rigurosidad geográfica en todo momento.

Esta rigurosidad, a pesar de que en un primer momento puede parecer algo positivo, generaba ciertos inconvenientes: el área central del mapa no se puede apreciar con claridad, mientras que los extremos de ciertas líneas se cortan y se salen del mapa.

Así pues en 1933, el ingeniero eléctrico Harry Beck, trabajador del metro de Londres, plantea su diseño. Beck se percató de que a los viajeros, lo que les interesaba era ir de una estación a otra, por lo que el recorrido que realizaba el metro entre ellas era irrelevante. Se basó en diagramas de circuitos para simplificar el mapa y se limitó al uso de segmentos rectos (verticales, horizontales o diagonales). Utilizó un código de colores para la distinción de cada linea y creó dos rangos de estaciones: las estaciones Standard, marcadas con un guión en el mapa y las estaciones con intercambiadores, marcadas con un rombo.

(click para ampliar)

El rompedor diseño de Beck no convenció del todo a los dirigentes del metro, pero la distribución del mapa en un panfleto causó furor en Londres, popularizándolo enormemente y convirtiéndose en el modelo a seguir hasta el día de hoy. Beck mejoró y actualizó en varias ocasiones su mapa de metro en los años posteriores, presentando su último proyecto en 1960.

De este modo, Harry Beck cambió la manera de concebir un plano de transporte, con una idea tan brillante, que rara es la ciudad del mundo que no expone su red de transportes en un plano con rejilla ortogonal:



De izquierda a derecha y de arriba abajo: Barcelona, Berlín, París y Moscú.
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18 de septiembre de 2013

Otl Aicher, el genio de Ulm

Otl Aicher (Ulm 1922, Rotis 1991) fue un importante diseñador gráfico alemán que logró una repercusión mundial por su trabajo. No tuvo una juventud fácil: le tocó crecer en la Alemania nazi y vio cómo amigos y compañeros suyos morían ejecutados a manos del nazismo por pertenecer a la resistencia. Otl Aicher también se oponía a los nazis, de hecho le costó un arresto en 1937 por negarse a ingresar en las juventudes de Hitler.

Fue al acabar la Segunda Guerra Mundial cuando empezó a cursar sus estudios de escultura en la ciudad de Múnich, para, posteriormente en el año 1947, abrir su propio estudio en Ulm. Años más tarde, en 1953, Aicher fundó junto con otros diseñadores una escuela de diseño, precisamente en la ciudad de Ulm. Durante el periodo que estuvo abierta, fue un referente a nivel europeo, debido a su gran innovación y al nuevo enfoque que se le dio al diseño, creando un plan de estudios donde los alumnos experimentaban con las distintas vertientes que ofrece éste.

La escuela de diseño de Ulm participó en colaboraciones con las principales firmas alemanas, tales como Braun o Lufthansa, y mantuvo una alta actividad hasta su cierre en el año 1967, causado por conflictos internos entre directivos y por la falta de fondos que financiasen la actividad académica.

A continuación, nos vamos a centrar en la obra de Otl Aicher, viendo algunos de sus diseños más conocidos. Por ejemplo, sin ir más lejos, seguro que conocerás los siguientes pictogramas:



Sí, son los de los juegos olímpicos. Quizás nunca te hayas parado a pensar en su historia, porque, claro está, no han existido siempre y alguien los ha tenido que crear. Puede que no sean una obra de arte a nivel artístico, pero tienen un valor innegable en la concepción de su diseño. Y es que no resulta fácil conseguir que con “cuatro palos” cualquier persona, de cualquier parte del mundo, identifique los deportes a los que hacen referencia estos pictogramas. Esto es vital en eventos de talla mundial, como así son los juegos olímpicos.

Los pictogramas sufren variaciones cada 4 años, con la celebración de una nueva olimpiada, pero nadie en el mundo del diseño gráfico duda que los que sirven como referente son los de Múnich ’72, creados por el director de la Escuela Superior de Grafismo de Ulm, Otl Aicher. El concepto era muy claro: generar las posiciones de los deportistas en acción mediante el uso limitado de líneas inclinadas 90º y 45º, así como circunferencias para la cabeza y articulaciones. Otl Aicher dejó de lado todo artificio innecesario y prefirió evitar el uso de color.
Pero lógicamente no fueron estos pictogramas la única obra del fundador de la Escuela de Ulm. Otl Aicher también es responsable de reconocibles logos y grafismos que todavía perduran entre nosotros a día de hoy. Ejemplos de ello son el logo de la compañía aérea Lufthansa y quizás más cercano a nosotros el logo del metro de Bilbao.

En el primer caso, Otl Aicher recibe un encargo de la compañía aérea Lufhtansa para el rediseño de su imagen corporativa. Si bien el concepto original pertenece a Otto Firle, quien lo ideó en los años 20, Aicher propone en 1962 un cambio de imagen a la aerolínea de la grulla. Introdujo variaciones en la gama de colores, la tipografía y la retícula que hacía servir. No obstante, uno de los aspectos que el diseñador no logró cambiar fue precisamente la grulla.

En su plan estaba modificarla, creando un ave más estilizada (creía que era un símbolo que no concordaba con la modernidad de los aviones) o bien suprimirla, pero topó con la negativa frontal de la corporación, que decidió mantenerla, y así continúa a día de hoy.

En el segundo caso, Otl Aicher creó la imagen del metro de Bilbao teniendo en cuenta la filosofía de la arquitectura de Norman Foster, el arquitecto responsable de dicha obra. Para el logo del metro, eligió 3 círculos que se desplazan unos dentro de otros, siendo cada vez de mayor grosor.


Este es un recurso que se utiliza en numerosas composiciones para que el conjunto adquiera sensación de movimiento, muy acorde con lo que representa el suburbano. Los 3 aros no fueron elegidos al azar, para Otl Aicher tienen una razón de ser: representan los túneles del metro de Bilbao así como sus ruedas en movimiento.

Por último, la que es probablemente, la obra más popular del diseñador: los iconos del baño. De hecho, él, es el responsable de que cuando necesitemos ir al baño cuando estamos fuera de casa, busquemos con gran urgencia los siguientes pictogramas:



Claros y concisos, no se necesita nada más para localizar los servicios. Y la prueba de su funcionalidad se encuentra en los bares, restaurantes y edificios públicos así como privados de medio mundo, donde se han convertido en indispensables.

Este es el legado de Otl Aicher, lleno de diseños que perduran en el tiempo a pesar de su muerte. Fue sin duda uno de los personajes más trascendentales en el campo del diseño del siglo XX, con la creación de la escuela de Ulm y sus prolíficas obras personales.