22 de octubre de 2013

Helvética, tipo de tipos

Cartel del documental


Hoy abro esta entrada hablando de un documental. Se trata de Helvética, dirigido por Gary Hustwit y estrenado el 2007 coincidiendo con el 50º aniversario de la creación de la tipografía que le da nombre, la Helvética. Totalmente recomendable para amantes del diseño gráfico y la cultura visual en general.




Para quien no lo sepa, Helvética es uno de los tipos más utilizados de la historia del diseño gráfico desde su introducción en 1957. No entraré a comentar su leyenda y trayectoria, ya que para eso ya está este magnífico documental, que seguro lo hará mejor que yo. En cambio veo interesante hablar de las reacciones que desata el uso de esta fuente, resulta asombroso el intenso e insólito debate que genera esta situación ¿O es que es habitual rodar documentales enteros para tratar estos temas? Pocas veces una tipografía logra generar admiradores incondicionales y detractores acérrimos, pero este es uno de esos casos.

Helvética se creó persiguiendo el objetivo de la legibilidad y buscando cierta “internacionalidad”, ya que pretendía ser vendida en gran cantidad de países. Se puede decir que nació en el momento oportuno. Entre 1960 y 1970 muchas empresas buscaban un cambio en su imagen corporativa, excesivamente recargada y barroca para la época. Así pues la "entrada en el mercado" de esta tipografía les venía como anillo al dedo. Pulcra, sencilla, elegante, legible y a la vez contundente, así quedó la imagen de muchas compañías una vez hicieron el cambio a Helvética.

Imágenes corporativas creadas con Helvética

Por todos y para todo se hizo servir esta tipografía, que ha acabado convirtiéndose en un standard. Este punto es el que probablemente más se le critica a la Helvética, ya que si bien nadie duda de sus cualidades, algunos recelan de su uso excesivo, haciéndose servir para cosas tan distintas, que es difícil que transmita algo. De esta manera, la saturación de Helvética ha hecho que se pierda todo mensaje que se proponga trasladar. Dicho de otra manera, las marcas que en los 60’ y 70’ apostaron por esta tipografía por su modernidad, se encuentran en un punto en que ese argumento ya no es válido. Helvética ya no comunica, se ha convertido en una fuente impersonal que no dice nada sobre la marca que la hace servir.

¿Qué pasará ahora? ¿Cómo actuaran esta vez? Es cuestión de estar atentos a los movimientos de la industria del diseño gráfico y cuáles son los cambios que seguro depararán los próximos años respecto a este tema.

Para mí, la Helvética es una tipografía agradable, me da cierta sensación de seguridad al leerla y creo que tiene un tono neutro que la hace adecuada en muchas ocasiones. Algo bueno tendrá si se ha hecho famosa mundialmente y le han dedicado una película entera. No obstante, si formase parte de una compañía, no elegiría esta fuente, pues vería con mejores ojos buscar algo diferente, que definiese la empresa.

Pero como no todo es blanco o negro en esta vida, si que elegiría la Helvética en ciertas ocasiones. La utilizaría para el grafismo de instituciones públicas, ya que necesita un tono neutro y relajado, propiedades indudables de la Helvética. Quizás no tanto aquí, pero cuando sales al extranjero te das cuenta que países como Holanda tienen este aspecto mucho más asimilado y utilizan la Helvética en todos los carteles, mapas, indicadores, etc., de sus ciudades. En cierta manera es como si le diesen a la tipografía más importancia que aquí, y al final lo que consiguen es un conjunto mucho más coherente, que da imagen de unidad.

En definitiva, Helvética, una tipografía que ha sentado las bases de un debate que parece que no será fácil de cerrar, dónde cada uno tiene su opinión formada y será difícil que cambie de parecer.

2 comentarios:

  1. Bon post perrete!
    Llegint el post pensava que amb la política de no tenir-la al word i a altres com photoshop mica a mica degradara la seva fama

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